2 feb 2010

Un mundo real

Capítulo 1: El comienzo de una nueva vida

A veces necesitas abrir los ojos y darte cuenta en el mundo que estás viviendo, detente y siente en tu interior ese lugar, aunque creas que es un sueño como en los cuentos de hadas, sostente y aprópiate de ese mundo y cree que es tu destinto, ese horizonte que equilibra tu ser.

Vivía en un pequeño mundo que yo lo llamaba “liceo”, era el lugar más hermoso que había conocido en toda mi historia, era tan perfecto… como si fuera creado como una copia del paraíso, no poseía ningún defecto, y todas las falencias eran virtudes que se convertían en oro. Habían pasado los meses y solo quedaban horas para terminar y despedirse, que tragedia más grande, irme de lugar que siempre soñé encontrar, aquél que cambio mi vida. Me encontraba a la salida de mi sala de clases y fue ahí donde todo cambio…

Una luz en el final del sitio perfecto nubló mis ojos, todo se tornó oscuro y en la inconciencia un dolor inundó mi ser, lleno de odio y frialdad como una daga abriendo cada órgano de mi cuerpo, destrozando cada hueso y destruyendo todos mis sueños, llenándome de las peores cóleras inmundas que habitan en el mundo. El tiempo pasó sin emitir ningún rastro y sin vacilar, no alcancé a percibir el tiempo que me había desmayado, para mí fue una eternidad…
Cuando desperté, sentí cientos de miradas directamente a mi persona, yo estaba tendido en el patio del tercer piso, sentía miles de voces coreando la escena que me había sucedido, miles de versiones distintas acechaban mis oídos, sentí un poco de vergüenza, aún no abría mis ojos, sentía algunas voces conocidas, algunos amigos... Cuando luché contra el sol para abrir mis ojos una vez por todas, me di cuenta que mi mundo, mi lugar perfecto ya no era el de antes, ¿Qué sucedía? Todo era una gran confusión, cómo fue que todo cambió de un tiempo a otro, como si un atentado de unos prófugos habría disparado y bombardeado cada rincón, era un lugar oscuro, y miles de cara deformes me miraban mientras yo estaba tendido en la acera, no podía respirar. Miles de ecos entraron en mi mente y cada vez eran más y más dolorosos, me desesperaba, me incorporé y una angustia inundó cada espacio de mi cuerpo, pensé que era una pesadilla, cómo lo hermoso se podía desvanecer tan rápidamente, la magia se había difundido, los colores desgraciados y oscuros habían opacados a las tonalidades hermosas, cálida y puras que conformaban y transformaban a mi liceo en el lugar más espectacular…
Las lagrimas inundaron mi rostro y corrí, me alejé de toda la multitud, lloraba por el miedo, miedo a no volver a ver ese hermoso lugar, tenía miedo de quedarme atrapado en esta asquerosa nueva dimensión, querría irme, querría desaparecer hasta morir, con tan solo quitarme de mi vista este infierno terrenal, me encontraba infeliz e inseguro, así que debía encontrar de alguna manera una forma de salir, de construir un plan para terminar con este patético mundo, si es que lo era…

Continuará...

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